El principio del valor ineludible
Lo peor que le puede pasar a alguien con mi curso es darse cuenta de que no necesita marca personal y le habré ahorrado muchísimo tiempo, dinero y energía.
Ayer, chuletón mediante,
y yo hablamos sobre la vida. Es mi amigo y también mi dique de contención. Mantenemos este tipo de conversaciones, con orden del día, cada cierto tiempo, y son espacios de resonancia muy bonitos y necesarios.A David le gusta decir las cosas claras y ayer me lo escupió, otra vez: “No creo en la marca personal”.
En realidad, lo que no le gusta es en lo que se ha convertido la promesa de la marca personal, porque sabe perfectamente que, aunque huyas de ella o le des la espalda, existe y te condiciona. Forma parte de nuestra carrera personal y profesional desde el momento en el que formamos parte de un grupo de personas que tienen criterio propio.
A lo que David se refiere es que el 99,99 % de los cursos y mensajes te venden un ideal reduccionista de lo que significa el éxito, el propósito y los objetivos de vida. Además, como fan del para qué, a mi amigo se plantea constantemente para qué querría él desarrollar su marca personal si podría acabar esclavizándose más…
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